Segunda parte de la obra "Que le pasó a Federico. Insisto; Escribirlo sólo es mofa y leerlo un delito.
Narrador_.
Marchose el tal Jesuli,
dejando allí a la condesa,
Federico envuelto en sangre
a solas quedó con ella.
La gente allí se acercaba
para ver lo sucedido,
si moría Don Federico
antes del beso exigido.
Federico_.
Reconozca su amor ciego
antes de perder mi conciencia,
dígame que vos me ama,
y moriré en paz, condesa.
Condesa_.
Le amo a vos, Federico,
no lo puedo remediar
pero el beso que vos ansía
yo no se lo pienso dar.
Si muere, que sea a mi lado
sin un juego a que apostar,
con sus ojos en los míos
juntos en la adversidad.
Federico_.
Confuso ante tal elogio
varado me encuentro ahora,
prestar mi lengua al demonio
o rendirme a su persona.
Dos cuestiones contrapuestas,
dos sentimientos ansiados.
El rival que en mí renace
y el caballero elogiado.
Más, entienda mi Condesa,
que soy caballero altivo,
rendirme, sería de mofa
y enfrentarme a vos, delito.
Un cobarde ante los hombres,
y ante las damas, maldito.
Pero su elocuencia advierte
que tras sus palabras hay delito
y aunque me sienta embrujado
tal actitud no ha prescrito.
Y habrá días a mansalva,
habrá noches sin abrigo,
mañana será mañana
y yo no estaré contigo.
Porque en mí la duda ofende,
y morir es mi destino.
Condesa_.
Qué ingratitud por su parte,
que se cumpla, si es su sino.
Narrador_.
Dejó los ojos sellados
Junto a la febril condesa,
que ante el truhán moribundo
con lágrimas quedó presa.
Y en un impulso de agonía
el dolor la volvió loca,
lo abrazó con tal pasión,
que sin pensar lo que hacía
puso su boca en su boca.
Y con un gemido profundo
la ilusa de la condesa,
se desplomó de pasión
perdiendo así su conciencia.
Y sin dudar ni un segundo
tras el desmayo de la dama,
se levantó Federico
triunfante ante las miradas.
Algunos se sorprendieron,
otros gritaron de espanto,
los que ganaron, triunfantes,
los que perdieron con llantos.
Y la imprudente condesa
quedó en el suelo tumbada,
ajada por sus encantos
y por Federico ultrajada.
El vencedor fue aclamado
por todos sus seguidores,
disfrutó con tantos elogios
que se embargó de emociones
Y en un brote de pasión
se acercó a la condesa,
levantó su tez dormida
y la besó con paciencia.
En aquel preciso instante
la condesa dio un gran brinco,
asustando a los creyentes
sorprendiendo a Federico
Y ante el gentío corrupto,
asombrados por la trama,
preguntó a voces un muchacho
¿Por qué sólo veo a hombres
y no hay ninguna dama?
Todos cayeron en la cuenta
que sólo varones había
y en aquel preciso instante
las damas aparecían.
Llegaron todas radiantes
riéndose ante tal estampa,
que el Grandioso Federico
había caído en su trampa.
La condesa había asegurado
que él la besaría con brío,
sin una apuesta por medio
y delante del gentío.
Fue aquí donde la vergüenza
hizo mella en Federico,
que ante el público existente
dejó cerrado su pico.
Como alma que lleva el diablo
huyó tan despavorido
que no se le volvió a ver
por lugares conocidos.
Pero cuenta la leyenda,
que una tarde la condesa
a Federico visitó,
que se encontraba perdido
por aquello que pasó.
Seguirá...
Federico Pérez "El coronel"
Narrador_.
Marchose el tal Jesuli,
dejando allí a la condesa,
Federico envuelto en sangre
a solas quedó con ella.
La gente allí se acercaba
para ver lo sucedido,
si moría Don Federico
antes del beso exigido.
Federico_.
Reconozca su amor ciego
antes de perder mi conciencia,
dígame que vos me ama,
y moriré en paz, condesa.
Condesa_.
Le amo a vos, Federico,
no lo puedo remediar
pero el beso que vos ansía
yo no se lo pienso dar.
Si muere, que sea a mi lado
sin un juego a que apostar,
con sus ojos en los míos
juntos en la adversidad.
Federico_.
Confuso ante tal elogio
varado me encuentro ahora,
prestar mi lengua al demonio
o rendirme a su persona.
Dos cuestiones contrapuestas,
dos sentimientos ansiados.
El rival que en mí renace
y el caballero elogiado.
Más, entienda mi Condesa,
que soy caballero altivo,
rendirme, sería de mofa
y enfrentarme a vos, delito.
Un cobarde ante los hombres,
y ante las damas, maldito.
Pero su elocuencia advierte
que tras sus palabras hay delito
y aunque me sienta embrujado
tal actitud no ha prescrito.
Y habrá días a mansalva,
habrá noches sin abrigo,
mañana será mañana
y yo no estaré contigo.
Porque en mí la duda ofende,
y morir es mi destino.
Condesa_.
Qué ingratitud por su parte,
que se cumpla, si es su sino.
Narrador_.
Dejó los ojos sellados
Junto a la febril condesa,
que ante el truhán moribundo
con lágrimas quedó presa.
Y en un impulso de agonía
el dolor la volvió loca,
lo abrazó con tal pasión,
que sin pensar lo que hacía
puso su boca en su boca.
Y con un gemido profundo
la ilusa de la condesa,
se desplomó de pasión
perdiendo así su conciencia.
Y sin dudar ni un segundo
tras el desmayo de la dama,
se levantó Federico
triunfante ante las miradas.
Algunos se sorprendieron,
otros gritaron de espanto,
los que ganaron, triunfantes,
los que perdieron con llantos.
Y la imprudente condesa
quedó en el suelo tumbada,
ajada por sus encantos
y por Federico ultrajada.
El vencedor fue aclamado
por todos sus seguidores,
disfrutó con tantos elogios
que se embargó de emociones
Y en un brote de pasión
se acercó a la condesa,
levantó su tez dormida
y la besó con paciencia.
En aquel preciso instante
la condesa dio un gran brinco,
asustando a los creyentes
sorprendiendo a Federico
Y ante el gentío corrupto,
asombrados por la trama,
preguntó a voces un muchacho
¿Por qué sólo veo a hombres
y no hay ninguna dama?
Todos cayeron en la cuenta
que sólo varones había
y en aquel preciso instante
las damas aparecían.
Llegaron todas radiantes
riéndose ante tal estampa,
que el Grandioso Federico
había caído en su trampa.
La condesa había asegurado
que él la besaría con brío,
sin una apuesta por medio
y delante del gentío.
Fue aquí donde la vergüenza
hizo mella en Federico,
que ante el público existente
dejó cerrado su pico.
Como alma que lleva el diablo
huyó tan despavorido
que no se le volvió a ver
por lugares conocidos.
Pero cuenta la leyenda,
que una tarde la condesa
a Federico visitó,
que se encontraba perdido
por aquello que pasó.
Seguirá...
Federico Pérez "El coronel"
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