El rencor es tu verdugo

El rencor es el verdugo, de aquellos infieles, que en una fiesta desprovista de sentido de pertenencia, rivaliza con cuestiones que van más allá de los objetivos generales, marcados por un patrón incondicional y creativo. Cuando elementos irracionales, que aún sin salir del barro-sopesan las artimañas a tratar, desde una perspectiva vulgar y estridente, para ser oído por quienes se asemejan a su nivel; la barrera de la rivalidad, puntos de vistas o confrontaciones usuales, se pierden entre míseras patrañas y poética basura, con el simple objetivo de captar su atención. El rencor resalta sin ningún parapeto, para captar la atención de los verdaderos sentidos del carnavalero. Ante situaciones así, hay quienes ante los cabezas pensantes, impresentables y demás atropellos personales usados en diversas ondas, buscan la trifurca en los demás, porque sus valores personales no logran el fin que pretenden. Por mucho que uno piense, que los nombres pintan capillas o que los apellidos llegarán a reyes, en este mundo en el que nos movemos, son las acciones las que marcan las pautas y las que logran el reconocimiento de nuestra sociedad. Ni los gritos, ni la búsqueda de retos con los líderes, dan prioridad a una falta de talante, ni adornarán jamás a un jardín sin vello. Volver a crear las jaurías de aullidos, en momentos de calma, es querer menospreciar esta fiesta, que en estos momentos necesita manos y menos voces toscas. Algún día, alguien caerá en la cuenta, haciendo las verdaderas cuantas, de quienes exigen, a quienes ya sumaron infinidad de veces. Ocultarse tras “los machacas” de turno, sólo da sensación de seguridad, y permitir que se insulte sin ton ni son, por un becerro de oro, seco y tránsfuga, es lo más denigrante que uno de los valores de esta fiesta “libertad de expresión” puede llegar a tener. El rencor, dependiendo de quien venga, hace grande a quienes merecen ser envidiados.

Federico Pérez "El coronel"