Vendiendo etiquetas

Hoy me he sorprendido, mientras charlaba con un amigo carnavalero, que solemos catalogar a la gente por buenas o malas. Es curioso, que para todo, solemos tener clasificaciones y ponemos etiquetas sin ton ni son, sólo por el simple hecho, de crear diferencias, por supuesto, yo me incluyo; malo, bueno, desagradable o simpático, “enterao” o incluso peores, que es mejor no mencionar. Pero da igual, lo importante es dar algún calificativo a cuantos conocemos, de tal forma, que vayamos creando órdenes y escalas piramidales entre aquellos, que mejor o peor nos caen, nos tratan o no. A veces por una disputa o discusión o simplemente porque si.
En esto de las relaciones, uno es bueno, hasta que comete un error y deja de ser bueno, para convertirse en una mala persona. Da igual que hayas creado una de las teorias más importantes de la historia, si un día, yerras en un comentarios o se te “cuela” alguna erronea expresión, pasas a ser un inculto para siempre.
Por supuesto, existen las malas personas, gente sin conciencia , que actúan sin moral alguna, pero no es el caso. Para mí, no todo el mundo es malo o bueno, más bien personas con determinados comportamientos, algunos buenos, por llamarlo de alguna manera y otros menos acertados, pero no por ello, son personas buenas o malas en todo su contexto. Pero el problema no radica, en si considero a una persona buena o mala, que en definitiva es algo casi natural, la maldad, existe cuando uno va vendiendo esa idea a todo el que se encuentra, por el simple hecho, de no estar en sintonía con ella y creamos un patrón ante los demás, para diferenciarnos de ella, el es malo y yo soy muy bueno. Y ya, todo lo que haga, será siempre malo, sin importar su calidad. Un grupo es malo, dependiendo si el autor, me cae bien o mal y eso, es maldad, te pongas como te pongas.
Pues bien, yo soy un hijo de putas, así como suena, para que andar con florituras, pero prefiero ser un hijo de putas, que ir por la vida, diciéndole a todo el mundo, que otros, son unos hijos de putas. Todo el mundo ha sido alguna vez un hijo de putas, y no por ello, son malas personas. Está claro, “que no todo el mundo puede caer bien a todo el mundo”, esto sería “un cielo en la tierra”, que absurdo. Cuando uno es buena gente, para algunos, siempre esconde algo oscuro, y hoy eres un cielo, y mañana un hijo de putas. A ver si nos aclaramos, que los engaños, no pueden durar tanto tiempo, o hay gente muy tonta.
En fin, que me ha molestado enormemente ese comentario de un amigo a otro amigo, y que aunque ahora, el concepto de amigo, esté algo atrofiado, para mí eso no cambia las cosas, y si él es un hijo de putas, yo lo soy más, por lo tanto, avisémosno para las veladas y así no coincidir tantos hijos, que de putas, es mejor no hablar.

Federico Pérez "El coronel"