¿Ser claro es decir polla?

Sólo para mayores de 16 años.

Ayer, Jueves 11 de mayo, sobre las 12:00 horas de la madrugada, me encontraba en el trayecto desde Málaga a Huelva por cuestiones laborales. Fue la radio la que me acompañó durante las 3 horas y pico que tardamos en llegar. En mi constante movimiento del dial, Me sorprendió uno de esos programas basuras, que presumiendo de libertad de expresión con frases como; el programa que nadie se atrevería”, o "más claro no se puede decir", etc… hablaban de sexo de una forma basta, grosera o como ellos dicen; sin pelos en la lengua. Para más sorpresas, se permiten la licencia de dar consejos e intentar reparar cuestiones personales, jactándose de ellas con burlas y expresiones de los responsables, tales como: “Pues hazle una buena mamada”, “a mi como mujer, lo que me gusta es que no paren de metérmela” o “fóllatela más veces”, presumiendo de dicha claridad y alardeando constantemente de ello, como si utilizar estas expresiones les hicieran sentir más importantes. Pero lo peor de todo fue, que en un momento determinado, me encontré soltando carcajadas por aquellas expresiones, que sin duda tienen un morbo al que no estamos acostumbrados en los medios y que suele llamar la atención. Pero cuando alguien llama a un programa de estas características, está expuesto a que se le trate de esta forma. Un chico que tenía problemas de eyaculación precoz, hizo que este programa hiciera el agosto con él, llegué a sentir vergüenza ajena, con las burradas que se le decían. Curiosamente, este tipo de problemáticas suele tratarse de una forma llana y evitando darle más importancia de la que tiene, evitando así, que dicha dificultad se convierta en un problema personal y ocasione patologías que lleguen a condicionar en demasía al paciente, curiosamente así fue. Aunque entiendo, que la mayoría de personas que llaman a este tipo de programas, lo hacen para divertirse e inventan algún tipo de patología, para hacerse el gracioso o el propio programa es el que contrata a personas que se dediquen a inventar dichas historias, pero tras las ondas, existen problemáticas reales, que con tanto despotismo y ridiculización, pueden vivirse dichas bromas de forma distintas. Yo estoy a favor de la libertad de expresión y de llamar a las cosas por su nombre, a mí no me molesta para nada, que se fomente en este tipo de programas de sexo o el libre albedrío, pero decir las cosas por su nombre, no tiene que ver nada con las mofas diversas que se generan entre los locutores, llegando en ocasiones a la ofensa. Pero lo que más me preocupa, es que se den respuestas a soluciones o posibles… sin pensar que más allá de las bromas, o de captar a la audiencia, existen realidades a las que se les pueden influir o condicionar.

Federico Pérez "El coronel"