Una mala pesadilla

16 junio 2009
Desde aquí, decirles a todas aquellas familias que han sufrido reacciones al producto químico, que tengan paciencia, que los pronósticos son favorables. Nadie pudo imaginar que anoche explotaría los tanques de una de las fabricas del polo industrial..
Llegaba de Cádiz con Francisco, un amigo. Él conducía y yo me iba despabilando, pues había dormido algo en el trayecto. A la altura de la circunvalación de la entrada a Huelva, innumerables vehículos salían de la ciudad, a una velocidad impropia. Aquello me sorprendió en demasía, pensé que era algún festejo Rociero y no le dí mayor importancia. A la altura de Carrefour, comenzó mi agonía. Gente en medio de la calzada tosían con angustia, mientras padres y madres corrían con niños pequeños en sus brazos, muchos tapados con trapos o sábanas, mientras intentaban parar a los vehículos que se iban alejando de la ciudad. Paramos en medio de la carretera, frente a la fuente de entrada de la ciudad. Se me izaron los bellos, cuando una señora gritaba despavorida mientras golpeaba los cristales del coche. Su cara estaba roja y llena de manchas blancas, y un leve chorro de sangre recorría, desde su orificios nasales hasta la barbilla.

_Dios Francisco, ¿Qué coño pasa aquí?._ vociferaba, confuso y asustado mientras salía del coche, y me dirigía hacía la mujer.

_ ¿Qué pasa señora, que le pasa?, le preguntaba mientras intentaba calmarla con mis manos en sus hombros.
_ ¡Mi hijo, mi niño no respira, ayúdeme, por Dios, ayúdeme!._ me gritaba mientras levantaba un paño de cocina húmedo de la carita de un niño de unos dos años. Parecía dormido y respiraba con dificultad. la mujer me señalaba con su mano hacía la universidad, mientras lloraba desconsolada, sin llegar a entender lo que me quería decir. Miré hacia donde ella levantaba el brazo y pude observar una nube grisácea, en forma de champiñón, que se iba deformando con el viento, atrayéndola hacía la ciudad. Era las fábricas, no había ninguna duda, algo había ocurrido. Fue entonces, cuando observé lo que realmente estaba pasando.
En aquel preciso instante, sólo se me vino una imagen a mi cabeza, mis hijas. Llámenme egoísta, desconsiderado o mala persona, pero así fue. Abrí la puerta trasera del coche e introduje a la señora dentro. Cerré violentamente y a través del cristal del copiloto delantero, le indiqué a Francisco que diera la vuelta y recogiera a todos los que se encontrara en el camino y que no parara hasta no estar muy lejos de la ciudad. Corrí como alma que lleva el diablo hacia la casa de mi madre, que es donde se encontraban mis hijas. Durante el recorrido, desde la entrada de Huelva hasta la Hispanidad, pude observar el caos en el que nos encontrábamos. Mientras avanzaba, cerraba los parpados para evitar ver lo que ocurría en el camino. Pero no podía evitar oír, gritos y lamentos constantes, retumbaban en mis oídos, así como llamadas de auxilio desde los balcones de la avenida Andalucía. Un niño de unos siete años, tiraba del brazo de su madre, que yacía en la acera de la parada de autobuses, mientras lloraba. ¡¡joder!!, pasé de largo, casi sin inmutarme. Mis lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas, sabiendo lo que estaba haciendo, pero mis hijas eran lo primero. Los sonidos de alarmas de ambulancias, policías y bomberos, ambientaban aquel triste panorama que le daba un aspecto aún más siniestro. El olor era insoportable y comenzó a dolerme el pecho. Paré durante unos segundos, pues respiraba con mucha dificultad. Noté mis ojos irritados y mi visión empezó as ser borrosa, agitaba la cabeza, como si de esta forma volviera la nitidez . Varios camiones llenos de personas pasaron a mi lado, mientras me gritaban que me subiera a la cuba trasera. Sin mirar siquiera, hacía gesto de negación con mi mano y volví a correr. Entré por el barrio de Verdeluz para acortar recorrido. Comencé a sentir somnolencia, y mis piernas empezaron a flaquear. Me costaba mantenerme despierto, y sabía que algo era distinto en mí. El olor se intensificaba más y tuve que levantarme la camiseta, subiéndomela por encima de la cabeza, para así disminuir un hedor que me estaba quemando las fosas nasales. Entrando en el barrio de la Hispanidad, una multitud avanzaba hacía mí como una gran estampida, casi no lograba mantenerme en pie y caí por encima de una pequeña vaya que lindaba uno de los jardines de la entrada en el barrio. Alguien me sujetó por la cintura y tiró de mi brazo, introduciéndome en el gentío, que me obligaban a seguir el paso de los demás. Me salí como pude, pero sentía un cansancio excesivo y ya no podía mantener los ojos abiertos. En ese instante, paré en seco y con un grito de dolor, de impotencia y sentimiento de fracaso, caí de espaldas en medio de la acera, perdiendo el conocimiento. Aquella fuga no fue letal para mi, o sí?. El final de esta historia, estará en la mente de todos y cada uno de lo que la queráis leer. Quizás sólo sea eso, una historia macabra de un loco o quizás, el sentir de un onubense, que quiere a su familia, a su gente y a su tierra. Espero, que siga siendo lo que es, Una mala pesadilla, para risas de unos pocos.

Federico Pérez "El coronel"

11 comentarios:

  1. Anónimo dijo...
  2. Nadie esta listo para algo asi. parece una de esas historias "la guerra de los mundos creo, pero con la industria. esper oque no os ocurra nunca eso.

  3. Unknown RESPONDER dijo...
  4. Mi coronel... me has acojonao. Hay que leerse todo el "tocho" para saber que es un sueño. Creí que había pasado de verdad y no me había enterado de ná..... je,je.

    Un saludo mi Coronel.

  5. Migsan RESPONDER dijo...
  6. POR LA FAMILIA UNO SE VUELVE EGOISTA,PERO ESO ES, EL INSTINTO DE SUPERVIVENCIA, ESPERO QUE SOLO SIGUA SIENDO UNA PESADILLA.

  7. Anónimo dijo...
  8. Que cabrón eres, me lo he tragao enterito. uffff. anda dedicate al carnaval mamón, que no veas los sustos que das

  9. El Coronel RESPONDER dijo...
  10. A ver. para mi, esto que escribo y otros textos anteriores, es parte de la historia de mi tierra, que no es más que un simil del carnaval colombino. Estoy un poco cansado de oír lo mismo, una y otra vez. esto es carnaval, el carnaval no sólo es risas y fiesta. Sí alguien lo ve así, ni es carnavalero ni, "na de na"

  11. El Coronel RESPONDER dijo...
  12. Quería decir; que si alguien no lo ve así, NO ES CARNAVALERO

  13. Anónimo dijo...
  14. Alguien que es carnavalero debe estar al día en las noticias, debe saber lo que ocurre en el mundo y sobre todo en su tierra. Es alguien preocupado por su gente, por los problemas de su ciudad.

    muy buen texto y te hace reflexionar. pero deberías haber dicho que era un sueño o algo así. Asusta un poco.

    Minchón

  15. alvaro RESPONDER dijo...
  16. Enhorabuena por tu escrito,es impactante y mucha gente podría leerlo dándose cuenta así de lo que puede pasarnos.

  17. Anónimo dijo...
  18. Dudo de que si hay un escape pase todo eso, en caso de escape de cloro no nos enterariamos y por ende una explosion en refineria.


    El ebola y la imaginacion siempre han ido de la mano.

  19. El Coronel RESPONDER dijo...
  20. La frase hecha es; la masturbación y la imaginación siempre han indo de la mano. lo del ébola, queda fuera de lugar, es demasiado para ésto.

    Puedes buscar en internet, infinadad de situaciones que se han dado a lo largo de nuestra historia. Y tienes razón, pero, lo importante de este texto es que Huelva no tiene un plan de emergencia en consonancia con el peligro que corremos. Es una opinión, segçun tengo entendido. Espero que alguien pueda corregirme, pues significaría que estoy muy equivocado. De todas formas, me informaré.

  21. ÁGUEDA dijo...
  22. lo que esta ocurriendo no es tan exagerado, pero nos esta matando lentamente que es todavia peor, pq por eso no le damos la importancia que tiene!! muy buen relato Fede haber si abrimos los ojos un dia cercano, antes de que sea demasiado tarde.

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